
Escribe:
Manuel Rodríguez Romero
Periodista
Imagen: Victor Artes
A raíz de la pretendida colocación de una placa recordatoria por el Bicentenario de la Independencia con la firma del Presidente Sagasti, en el monumento que simboliza la Libertad en la Plaza de Armas de Trujillo, un colega puso en tapete el por qué se le recuerda más al escultor que a los gestores o a quienes decidieron levantar la efigie en mármol, que perennice la gesta heroica.
Si pues, tenía y tiene razón. Es igual que en la música, el que se lleva los aplausos y el más popular es el intérprete y no el autor y/o compositor, sin desmerecer la valía de cada cual. En este caso del monumento a la Libertad, más conocemos al que lo diseñó y ejecutó, que a quienes fueron los gestores y decidieron su colocación.
El imponente monumento a la Libertad fue diseñado por el alemán Edmund Moeller. Por entonces era costumbre de las autoridades enaltecer a los personajes emblemáticos mediante efigies hechas en mármol. Años después de la proclamación de la independencia de Trujillo, el 29 de diciembre de 1820, ya se pensaba en como esculpir la gesta heroica.
La idea fue acogida por el diputado regional Enrique Marquina. Fue en el Congreso del Norte del año 1899, que consigue aprobar una ley especial que autorice la colocación del monumento en homenaje a la proclamación de la Libertad.
Para el efecto, se formó una comisión ad hoc, integrada por el prefecto, el rector de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT), el Presidente de la Corte Superior de Justicia de La Libertad, el Alcalde de la provincia de Trujillo y otras autoridades. Esta comisión se encargó de controlar y dirigir la construcción del monumento a la Libertad.
Sin embargo, después de 20 años (en 1920), la Comisión del Centenario de la Libertad de Trujillo convocó a un concurso para construir el monumento, por lo que se redactan las bases respectivas. Fueron convocados artistas nacionales y extranjeros. La comisión fue presidida por el prefecto Molina Derteano, que recibió 104 maquetas, la mayoría procedentes de Alemania, Bélgica, Inglaterra e Italia.
El jurado, dirigido por Eleazar Boloña y Carlos Uceda, escogió la maqueta del alemán Edmund Moeller, que era la que mejor simbolizaba o interpretaba el hecho histórico de la proclamación de la Independencia de la Intendencia de Trujillo, la primera en producirse en el Perú. Fue considerada como muy audaz por su concepción.
El artista recibió de premio mil libras esterlinas y se le invitó a realizar la construcción del fastuoso monumento. La primera piedra fue colocada el 10 de mayo de 1925. El costo de la obra construida en Alemania fue de 250 mil soles. Después de 4 años, un mes y 25 días, el monumento fue inaugurado el 4 de julio de 1929.
Este monumento fue traído por partes en barco al puerto de Salaverry, luego fue trasladado a la Plaza de Armas, para ser armada bajo la dirección de Enrique Albrecht y Juan Ricci.
En una imponente ceremonia la imagen de la Libertad fue inaugurada y bendecida, actuando como padrinos el Presidente Augusto B. Leguía y su hija Carmen Rosa Leguía Swayne.
A los 90 años de su instalación, el monumento a la Libertad es un ícono que identifica a Trujillo y la región La Libertad. Tiene un alto valor histórico, artístico y social, que los trujillanos guardan como el tesoro más preciado y los miles de turistas, peruanos y extranjeros, no dejan de fotografiarse junto a él.