OTUZCO/ Singular protesta de alcalde por contaminación del río Moche
Escribe:
Manuel Rodríguez Romero
Periodista Colegiado
El año pasado se retomaron gestiones ante los gobiernos regional y nacional, a fin de solucionar el agudo problema de la contaminación del río Moche, que afecta a la tierra y a la vida, debido a los relaves mineros procedentes de las cuencas altas del valle Santa Catalina. El problema data desde que empieza la explotación de minerales en Quiruvilca, es decir casi un siglo.
Para explicar mejor nos remontamos a principios del siglo XX, época en que fueron fundadas las grandes corporaciones mineras en Estados Unidos, las cuales articulaban intereses económicos de los principales grupos empresariales.
En 1901 se forma en Estados Unidos la empresa antecesora de Grupo México, la American Mining and Smelting Company (Asarco), hoy subsidiaria de dicho consorcio. Asarco comenzó a operar en el norte de Perú en 1921 a través de su filial Nothern Perú Mining and Smelting Company, año en que la compañía adquirió 73 concesiones mineras, con un total de 539 has. en el distrito minero de Quiruvilca, provincia de Santiago de Chuco, departamento La Libertad, donde desarrolló la mina subterránea de cobre “Quiruvilca”.
Con el transcurrir de las décadas la empresa y la explotación minera fueron engrandeciéndose en forma insospechada, con grandes dividendos para sus dueños. En 1978 la Cía, en asociación de capitales peruanos cambio su razón social por Corporation Minera North Perú S.A.
La empresa tenía poder económico y político. Los reclamos y las protestas por la contaminación de las aguas del río Moche, como consecuencia de los relaves arrojados a él, eran aplacados de una u otra forma por ese político y económico. A cien años del problema de la contaminación, éste no ha sido resuelto. Sin embargo hace 60 años hubo en Otuzco una singular forma de protestar, que relato como anécdota.
Por los años 1964-1966, la alcaldía provincial de Otuzco era desempeñada por Ruperto Castañeda, que como teniente alcalde le correspondió asumir el cargo por enfermedad del titular Julio Rodríguez Pérez de la alianza APRA-UNO.
Ruperto Castañeda era un conocido político, fiel a su líder Haya de la Torre, que sirvió a su partido como “disciplinario”, caracterizado por su vehemencia y acendrado amor a su natal: Otuzco. Era conocido por el apelativo de “Chiclayazo”.
En aquella época, en calidad de alcalde, recibió la visita de dos funcionarios de la Northern Perú Mining Corporation, empresa que explotaba los ricos yacimientos mineros de Shorey y Quiruvilca.
Avisado del arribo de los ilustres personajes “gringos” mandó traer dos botellas de agua del río Moche, contaminada por los relaves mineros. La ilustre visita era al día siguiente
Don Ruperto mandó colocar en su escritorio las dos botellas con el líquido elemento. Muy cordial invitó a los “gringos” a pasar a su oficina en el palacio municipal. Durante la tertulia los funcionarios norteamericanos al notar las dos botellas, con el líquido color amarillo oscuro, pensaron que era algún licor para brindar por su visita.
La curiosidad les hizo preguntar al alcalde qué licor era. “¿Quieren probar?”, replicó don Ruperto y ordenó a su secretario traer dos copas, en las que sirvió e invitó a probar el bendito “licor”. Don Ruperto, sin inmutarse y fiel a su estilo, les explicó, antes que procedan, que no se trataba de ningún licor, sino de agua envenenada por los relaves, cuya responsable era la Cía. minera que representaban. ¡Plop! No les quedó otra cosa que volver a colocar las copas en el escritorio y ofrecer la solución del problema. Claro que no lo cumplieron hasta hoy.
“Esta agua consumen las familias que viven y siembran cerca al río Moche, y que atenta contra la salud y la vida, en especial de los niños”, fue la explicación que la autoridad otuzcana hizo a los ilustres visitantes, que disimilaban haber sido burlados.
Don Ruperto no encontró mejor ocasión y mejor manera de protestar por la contaminación del río Moche, fenómeno que por décadas ha depredado la agricultura, fauna y flora del valle Santa Catalina, problema que sigue atentando la salud y la vida de miles de personas.