NOTA DE REDACCIÓN. Por considerarlo de interés público insertamos el editorial de “La Voz de la Calle” del lunes 27 de abril del 2020, que escribe su director Carlos Burméster Landauro, artículo que está en su Facebook.
EL EDITOR
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CORRUPCION, ESA VIEJA ENFERMEDAD
Escribe: Carlos M. Burméster Landauro
Los peruanos llevamos 43 días encerrados en nuestros hogares, presos de la lucha contra una enfermedad “importada” llamada COVID-19, producida por un nuevo tipo de coronavirus contra el cuál aún no existe un tratamiento específico ni una vacuna que nos proteja. Esta enfermedad causa enorme zozobra no sólo por la cantidad de contagiados, que crecen exponencialmente, y una letalidad que ha dejado ya casi 800 fallecidos en todos nuestro territorio, sino también por el impacto económico del encierro, que ha llevado a muchas empresas (motor de la economía) al borde del precipicio financiero, al tener fábricas paradas, comercios cerrados, tránsito restringido, entre muchas otras restricciones.
Pero ha bastado sólo ver los programas periodísticos de ayer domingo por la noche, donde se ha destapado (una vez más, y van…¿cuántas?) la enorme corrupción que en estos días CRITICOS de emergencia se ha generado a diestra y siniestra en una institución como la POLICIA NACIONAL DEL PERU, con compras sobrevaloradas al 100, 200 y hasta 500% por encima de su valor del mercado, con proveedores fantasma o con productos de muy deficiente calidad que no han hecho otra cosa que exponer a nuestros pobres policías a una muerte segura, y a sus familias, al abandono y pobreza, que nos damos cuenta que sufrimos hace MUCHISMOS AÑOS de una enfermedad endémica en nuestro país, llamada CORRUPPCION. Esta enfermedad, pudre a nuestra sociedad por dentro, nos condena al subdesarrollo, y nos vuelve un país inviable.
¿Qué son 43 días de coronavirus, al lado de tantos AÑOS y AÑOS de esta otra enfermedad que implica el latrocinio y saqueo a los recursos públicos? ¿Quién puede quedarse tranquilo al contemplar cómo nuestros impuestos son utilizados de esa manera, donde se hace un festín de los recursos y se enriquecen unos pocos a costa de exponer la vida de quiénes, como los médicos y polícias, la arriesgan para cuidarnos?
Es injusto, porque hace que todo el esfuerzo que estamos haciendo los ciudadanos responsables, los que respetamos la ley, los que pagamos impuestos, los que damos trabajo, y el mismo gobierno que está haciendo lo que puede para mantenernos a salvo y conseguir los recursos que se necesitan, caiga en saco roto, y se pierda en el camino, sin lograr su propósito real.
La vacuna para el COVID-19 llegará, no cabe duda. Quedarán miles de víctimas en el camino, pero ganaremos esa batalla, y esa enfermedad quedará atrás. Pero nos preguntamos, ¿qué hacemos con esta otra enfermedad de la CORRUPCION? ¿Podremos curarnos alguna vez? ¿O es ya parte de nuestro ADN y viviremos con ella hasta el final de nuestros días? Es frustrante, pero la verdad es que la solución está en nosotros mismos, en nuestro rechazo permanente a todo tipo de corrupción, coimas y extorsiones, y en la decidida y frontal lucha que podemos hacer cada uno desde nuestro lugar, denunciando la micro-corrupción que podemos ver en el día a día, rechazando la “normalización” de estas prácticas y, sobre todo, en la educación y ejemplo que le podemos dar a nuestros hijos en casa, ya que son las nuevas generaciones las que deben inocular en la sociedad el “anticuerpo” necesario para deshacernos por fin de esta peste.