LITERATURA PERUANA/ Las mujeres de César Vallejo

CesarVallejopoeta-thumb-350x228_opt_opt_opt
SIELQ6GF7ZAEBA3567O7CH6CFQ

ALGO MÁS SOBRE VALLEJO.

LAS MUJERES DE VALLEJO

Escribe: Blasco Bazán Vera
Miembro Activo del Instituto de Estudios Vallejianos de Trujillo
Toco un tema sumamente controversial pero que no deja de ser ameno, muy real y fascinante, en la vida de César Vallejo Mendoza.
Muchos poetas han tenido su musa de inspiración que cual grandes amantes las lloraron luego con suma virtud. Dante Alighieri, a Beatriz; Francisco Petrarca, a Laura; Miguel Ángel, a Victoria Colonna; Jorge Isaac, a María; Amado Nervo, a Ana Cecilia Luisa Dailliez; César Vallejo, amó a muchas, y cada una recibió la dulzura de su enigmático carisma amatorio.
Vallejo o Korriskoso, seudónimo con el que lo bautizó Antenor Orrego, haciendo gala de su certero flirteo, doblegó el corazón de muchas mujeres a quienes amó apasionadamente y ellas también de igual forma.
Una de estas mujeres fue Zoila Rosa Cuadra Ugarte, la denominada “Mirtho” quien provocó el fracasado suicidio de Vallejo al no lograr salir la única bala del revólver que éste puso en su lúcida sien.
Luego, Vallejo, conoció a la bella jovencita María Rosa Sandoval Bustamante, que si bien no existió un amor intenso entre ambos, sí fue significativo porque María Rosa trascribió en su cuaderno personal los versos que Vallejo le enviaba, y, conocedor Vallejo de la muerte de Marñia Rosa ocurrida en Otuzco, el 10 de febrero de 1918, donde por recomendación médica había ido según el periodista Manuel Rodríguez Romero, de “que Vallejo fue a Otuzco en busca de María Sandoval y tuvo amena conversación, en una de las bancas de la Plaza de Armas, con el poeta del lugar Ismael Orbegoso Polo”. Vallejó, para María Rosa Sandoval escribió “Los Dados Eternos” donde sentimos el intenso pensar y pesar de nuestro santiaguino.
Luego conquistó el corazón de Rita Uceda, de Martina Gordillo Peláez de Rosa Benítez Ruiz y de Rita Gamboa Vallejo, que disputan ser una de ellas denominarse la célebre “RITA”, la “andina y dulce Rita de junco y capulí” quien con su atractiva beldad, logró taladrar y traspasar el noble corazón del poeta más grande que ha dado el Perú.
Luego, el corazón de la guapa trujillana Hermelinda Melly cayó bajó las redes amatorias del afamado poeta, quien para ella le dedicó el poema “Linda Regia” que aparece titulado con el nombre de “Comunión” en el primer libro poético de Vallejo.
No escapó del diestro flechazo el corazón de otra hermosa trujillana: Natalia Murgía, a quien Vallejo la esperaba agazapado en una esquina para luego componerle el poema “Bordas de hielo”.
En Lima, Vallejo, ingresó a una librería y quedó sorprendido por la belleza de una limeña encantadora. Sigiloso acercóse ante ella y sin querer se atrajeron de repente; en profundo silencio esperaron las palabras que las vertió Vallejo recibiendo como respuesta de que la dama, estaba comprometida. Vallejo giró sobre sus talones y desapareció. Esta bella señora se llamaba Ángela Ramos Relayze, nacida en el Callo, la que tiempo después y entre llamativo llanto se quejó ante Vallejo de las peleas que tenía con su amado. Ángela buscó que Vallejo le restañara sus heridas, pero este, la miró fijamente y le dijo: “Nunca una mujer es más bella que cuando llora”.
En el mismo Lima, César Vallejo, conoció a las hermanas Rosa y Otilia que vivían solas con su madre; Vallejo conquistó el corazón de Otilia y…la embarazó. El poeta la amaba, la adoraba…pero no deseaba tener un hijo. Otilia, lloró, se encabritó, gritó y se desgarró. Todo fue en vano pues Vallejo se sentía incompetente para formar una familia y Otilia Villanueva Pajares se alejó, se escondió desapareció con algo en sus entrañas. Luego, Vallejo, escribió el dulce y fantasmagórico soneto “El dolor de las cinco vocales”.
En Francia hizo sucumbir el corazón de una agraciada francesa, de ojos subyugantes y azules, de esbelta figura, natural de Versalles, llamada Henrritte Maisse con quien convivió por muchos meses en una vieja habitación del hotel Richeliú de la calle Molierre.
Luego, en la misma Francia, fijó su mirada en una muchachita quinceañera cuyo serpentear y requiebros en su andar atrajeron la inquietud de Vallejo quien se presentó ante ella, le invitó un café en en hotel Le Carillon, le leyó sus poemas y nació el amor. El tierno corazón de Hirondelle, así era su nombre, no pudo escapar del destino que casi los aparta volviéndolos a juntar y casarslos para luego, ella, dejar de ser Hirondelle para trocar su nombre por el de Georgette Philipart, la célebre Georgette Philipart de Vallejo.

Manuel Rodríguez



El Nuevo Lider

El Nuevo Lider es el nombre del diario digital de noticias de interés público del acontecer local, nacional y mundial.


CONTACTENOS

942959183