

- AÑORANZAS DEL TRADICIONAL BARRIO SANTA ROSA DE OTUZCO
Escribe:
Manuel Rodriguez Romero
Periodista Colegiado
El 30 de agosto se celebra en todo el Perú la fiesta de Santa Rosa de Lima, en homenaje a la religiosa que representa el símbolo de la integración de la sociedad peruana. Fue nombrada santa por el papa Clemente X en 1671. Ya no debe ser Santa Rosa de Lima sino Santa Rosa del Perú, pues sus fieles y devotos están regados hasta en los rincones más alejados de la patria, es patrona de la Policía y otras instituciones.
La efemérides viene a mi memoria luego que esta tarde recibí una llamada a mi celular de mi primo Fernando Rodríguez Ruiz, que vive en Lima, más “santarrosino” que los mismos limeños mazamorreros. Y es que él, como este humilde escriba, hemos crecido y criado por nuestros padres en el glorioso barrio Santa Rosa de nuestra querida ciudad de Otuzco. En mi caso soy “santarrosino” por partida doble, pues no solo soy del barrio Santa Rosa, sino que la casa donde crecí, al amparo de mis padres, esta en la calle del mismo nombre.
Fernando lo primero que me reclamó fue porque no había escrito algo sobre el barrio, que tantos recuerdos guarda de nuestra niñez y adolescencia. Tenía razón. La disculpa piadosa fue que esta cruel pandemia me hacía perder la noción del tiempo. Y como si esto fuese una orden, al terminar la conversación, me puse a retroceder la cinta de mi memoria y comprobé que el “disco duro” estaba intacto.
Lo primero que recordé fue la fiesta en homenaje a la santa limeña en mi barrio, con cohetes, globos, fuegos artificiales y banda de músicos cada año. De otros barrios: Cruz Blanca, San Antonio, Ramón Castilla, llegaban a festejar junto a los nuestros.
En esta foto del recuerdo dirigentes y vecinos del barrio Santa Rosa. Entre ellos: Walter Otiniano, Álvaro Reyes, Luis Villanueva, Valdemar Luján, Graciela Romero y Eleodoro Rodríguez (mis padres), Ceferino Collave, Felipe Castro, Antero Ugarte, Jorge Rodríguez (mi hermano aún niño), Santiago Avalos y esposa.
El barrio Santa Rosa es el más popular de La Capital de la Fe, del cual han surgido muchos personajes de prestigio en todos los ámbitos del quehacer humano, que me disculpen los amigos de los otros barrios, aunque cada uno de ellos tiene lo suyo, por lo que espero que no se “piquen”.
Es innegable que mi barrio era la capital del deporte otuzcano, por tener un escenario multifuncional, como lo fue la Pampa Santa Rosa, de tierra dura, pedregosa en ciertas partes. Fue escenario de gloriosas tardes de fútbol, pero también de grandes tardes de toros, con las que remataba la festividad de la Virgen de la Puerta, en diciembre, y también era “pista” de atletismo.
La Pampa Santa Rosa vio mis primeras correrías de futbolista, como también de mis primos Humberto y Fernando Rodríguez Ruíz. En tercero de secundaria, al igual que mi primo Fernando, éramos integrantes de la selección de nuestro colegio “Simón Bolívar”.
El futbolista Lucho Pineda Salvador, fundador del Club Vanguardia, contaba, a manera de broma, sin dejar de ser cierto, que en su juventud había visto a Julio Gutiérrez sacar chispas del suelo, de la pedregosa y legendaria “Pampa “Santa Rosa, al rematar al arco y convertir el gol,
Este precario escenario deportivo, que no tenía ni siquiera las medidas reglamentarias, estaba vestido de gloria. Fue mudo testigo de muchas jornadas de gloria de reconocidas figuras del deporte, que dieron lauros a Otuzco y La Libertad.
Por ejemplo, ahí tenemos al recordado Adolfo Acevedo, otuzcano que fue convocado a un pre seleccionado nacional para los Juegos Bolivarianos del Ecuador y que jugaba por equipos trujillanos de primera división, entre ellos el Sanjuanista. También viene al recuerdo el atleta y futbolista Edgar Lujan Chávez, subcampeón nacional de posta 4×100 e integrante del seleccionado de futbol de Trujillo en 1959, junto a Luis Rubiños y “Ronco” Rodríguez.
A Grover Luján que falleciera al finalizar el mejor partido de su vida, jugando por la selección de Otuzco frente a la de Santiago de Chuco, y que a sus 17 años jugaba en primera división del fútbol trujillano. Fui testigo (cuando niño) ver a Grover, al final del partido, ir a tomar agua del grifo de la esquina de la pampa (Tacna-Nemesio Orbegoso). Poco después, al caer la noche de aquel domingo, la noticia de que había fallecido corrió como reguero de pólvora en todo Otuzco. Muchos lloraron su muerte.
Mi afición por el fútbol creció en mi adolescencia. Con mis “chimpunes” de puentes y discos, hechos por mi padre, empecé a diario a entrenar en la Pampa Santa Rosa. Soy testigo del amor a la pelota que tenía Eder “Coco” Otiniano, que con su hermano menor, iban desde el barrio San Antonio, a las 5.30 de la mañana, a entrenar. Yo iba con mi maestro de fútbol “Morro” Franco Reyes. Jorge Otiniano llegó a destacar en el UTC (1978). Los cajamarquinos hasta hoy lo quieren y sigue siendo su ídolo.
Pero ahí están los hermanos Peralta (Jorge era un excelente goleador), “Zarrapa” Cerna, los hermanos “Puga” Carlos Rodríguez y “Loco” Lorgio Rodríguez (+), Arnildo Luján Chávez, Franco Reyes Espejo, el “Indio” Yábar (+), el “Corolao” Livaque y otros.
Al periodista otuzcano Manuel Jesús Orbegoso Hernández (+), que viajó por el mundo entrevistando a grandes líderes y que dio la vuelta al mundo 8 veces, no le faltó razón cuando dijo en una conferencia, en el que fuera cine Bolívar, que en su recorrido por el mundo, había conocido estadios como el Maracaná del Brasil y otros más, pero que su retina nunca olvidará a su añorada Pampa Santa Rosa.
En otra oportunidad Orbegoso escribió en su artículo “Otuzco y la nostalgia” lo siguiente: “Conozco futbolistas famosos, hablé con Pelé en Sao Paulo, y vi jugar a Maradona y Uribe en Nápoles. He visto al Real Madrid en el estadio de Bernabeu y a la selección brasileña en el Maracaná de Río de Janeiro; conocí a Yashin o “la Araña Negra” en la Unión Soviética y a D´Estéfano en Buenos Aires, pero a la hora de la nostalgia, ¿con quién voy a reemplazar a “Chimba” Bocanegra, a los hermanos Rebaza, a los “diablos” Minchola, a Julio Gutiérrez o al “Puchush”, o reemplazar a los equipos del Alianza Otuzco o al León de la Sierra, ni menos a nuestro “estadio nacional” Santa Rosa, pampa de rocas inoportunas y areniscas”.
Luis Villanueva y elenco del Club Deportivo Santa Rosa.
Tampoco debemos olvidar a uno de los grandes impulsores del fútbol otuzcano: Luis Villanueva, al frente del Club Deportivo Santa Rosa, que llegó a la Copa Perú, al igual que el Guadalupe del mismo barrio, formado en los primeros años del 60 por sólo caratinos (naturales de Carata o “puerto de palos”, donde se seca la cecina con los rayos de la luna).
En la Pampa Santa Rosa vi a Teodoro Maguiña Rascón, arquero del “Siempre Adelante”, detener los gritos de gol de la afición. Descolgaba la redonda con mucha destreza. Era casi imbatible en el arco. Pero ahí también debutó como profesor de Educación Física.
Escolares del Simón Bolívar ensayando gimnasia para presentarse en el estadio Mansiche en 1964
Maguiña forjó generaciones de futbolistas y también preparó en gimnasia grupal a los escolares del Simón Bolívar, que por dos años consecutivos (años 60) deslumbraron al público del estadio Mansiche en el Festival por el Día de la Educación Física, superando a las delegaciones de gimnastas del centenario “San Juan” y GUE “Sánchez Carrión”. Los trujillanos aplaudieron de pie a los jóvenes y hábiles gimnastas otuzcanos.
Esta es parte de la larga y emocionante historia del barrio Santa Rosa, que está de fiesta, este año por la pandemia, sólo en el corazón de sus hijos que viven en él y de aquellos que, por tantas razones, estamos lejos.