OPINIÓN/ Mucha plata, mucha corrupción, mucha impunidad

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Por Francisco Díez Canseco

Analista

 No es casualidad que la llegada de Lula al Poder en el Brasil –luego de ser liberado tras estar preso acusado de corrupción con sus buenos amigos de Odebrecht– haya desencadenado una serie de acciones de la “justicia” de esa nación para protegerlo de las posibles implicancias de los delitos cometidos por la corrupta constructora en su país y otros de América Latina.

El lunes pasado, un magistrado del Supremo Tribunal Federal del Brasil vetó la audiencia que debía realizarse respecto de la acusación que pesa sobre Ollanta Humala por recibir US$ 3 millones de Odebrecht para su campaña electoral por recomendación de nadie menos que el propio Lula, gestor del Foro de Sao Paulo y aliado incondicional del corrupto sátrapa venezolano Nicolás Maduro.
La base argumental del “juez” brasileño (que es lo más grave) en realidad cubre de impunidad no sólo a Humala, sino también lo ha hecho antes con otros corruptos políticos brasileños y con Jorge Glas, el no menos corrupto ex vicepresidente de Ecuador durante el gobierno de izquierda totalitaria de Rafael Correa.

El argumento utilizado por Ia “justicia” del Brasil para salvar a Lula y su extensa organización criminal –y de paso a Odebrecht– es “la probada contaminación del material probatorio” derivada de la forma mediante, la cual fue extraída la información de los sistemas Drousys y MyWebDay en los cuales Odebrecht registraba los pagos ilícitos. Lo cual constituye, prácticamente, la liquidación del proceso Lava Jato.

Hace muchos años una incorruptible vocal suprema peruana me explicó que el sistema que utilizan los delincuentes avezados y con plata para librarse del peso de la justicia es, precisamente, el de jugar con los jueces, las pruebas y el tiempo, enredando los expedientes para lograr la absolución o la prescripción.

En ese contexto, sabemos bien que los marxistas leninistas como Lula, Maduro, Ortega y los Castro –amén de nuestra fauna local– practican una ética invertida por la cual, a la manera de Maquiavelo, el fin justifica los medios, con el cuento de que ellos actúan para instaurar un sistema socialista que beneficie a los más pobres, entre los cuales parecen estar, segú su óptica, Odebrecht en Brasil tal como estuvo Vesco en Cuba.

Contra esa lacra seguiremos luchando hasta las últimas consecuencias.

(*) Presidente de Perú Acción

Presidente del Consejo por la Paz

Manuel Rodríguez



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