Escribe:
Por Francisco Diez Canseco Tavara:
La pregunta que se formula la enorme mayoría de peruanos que exige la salida de Pedro Castillo y de la organización criminal que lidera es: Qué pasa con el Congreso de la República que no procede a vacarlo y sacar también a Dina Boluarte para liberarnos de la corrupción e ignorancia que encarnan y que están destruyendo a nuestra patria.
Lo ininteligible para muchos, en un escenario de desinformación y manipulación mediática, es por qué ante tanta evidencia, tamañas mentiras y supina incapacidad, el Congreso no actúa como debe hacerlo.
Y, en ese contexto, el oficialismo se ha encargado de vender a un sector minoritario de la opinión pública el cuento de que el Gobierno está enfrentado a un Congreso obstruccionista que no lo deja avanzar en los cambios que requiere nuestro país.
Un tema que debe quedar bien claro es que, en un sistema presidencialista como el que rige en el Perú, el jefe del Estado tiene facultades para legislar mediante decretos de urgencia en tanto que el Congreso funciona por acuerdos de una mayoría parlamentaria que, en la fragmentación hoy vigente, no existe, peor aún con la visible presencia de un número considerable de disidentes, mercaderes y oportunistas que desacreditan a una institución tutelar de la República y que son los responsables de que Castillo permanezca en el poder.
Por ello es indispensable que la toma de conciencia sobre quien es Castillo y compañía -ya extendida como un reguero de pólvora en todos los estratos- se convierta en acciones claras de rechazo al régimen y de presión a las bancadas mercantilistas que lo apañan en el Congreso y que, entre otras cosas, no pueden salirse con la suya ocupando próximamente la presidencia del mismo.
Tenemos que salvar al Perú y, para ello, deponer cualquier interés que no corresponda a los altos intereses de nuestro país.
Y, ¡sí se puede!