Escribe:
Francisco Díez Canseco
Analista Político
La elección de los 6 nuevos integrantes del Tribunal Constitucional en el Congreso de la República no solo ha regularizado una situación anómala -ya que los salientes tenían mandato vencido hace varios años- sino que ha puesto en evidencia, una vez más, hasta dónde y de qué manera han logrado extender su poder en el Estado los reyes de la puerta falsa, los dilectos seguidores de Gramsci, los integrantes de la mafia caviar.
Lloran hoy por la herida los caviares: todo indica que, después de un cúmulo de maniobras tinterillescas -inauguradas por Vizcarra- han perdido totalmente el control del TC con las nuevas designaciones, luego que, con el fallecimiento de uno de los integrantes de la “cuatrinca”, quedaron en minoría gracias al voto dirimente de un jurista intachable como Augusto Ferrero.
Lloran los caviares porque también han perdido el control de la Sunedu, cuyo consejo directivo era designado parcialmente por una comisión que, entre el 2017 y el 2019, fue presidida por Sagasti e integrada por su corte caviar. Aunque espero que la nueva ley no consagre el mercantilismo y el plagio.
Lloran los caviares, hace ya algún tiempo, porque Castillo los botó del Consejo de Ministros aunque no hay evidencia de que hayan perdido las jugosas asesorías de las cuales viven y a las que están acostumbrados y aunque siguen maniobrando para recuperar el poder perdido en un gobierno manejado, por lo menos en apariencia, por un personaje de la calaña de Pedro Castillo. Campo fértil para la caviarada.