

OBRA SOCIAL/ El terreno donado a la Beneficencia de Trujillo para un albergue de niños
Por:
MANUEL RODRÍGUEZ ROMERO
Periodista Colegiado
El COVID-19 obliga a una seria reflexión y ésta me conduce a un problema social que siempre me llamó la atención. Es el que atañe a los niños y adultos indigentes, que piden caridad de la gente y otros que deben estar confinados, sin vitalidad para salir a la calle.
El problema no es ajeno a Trujillo y otras ciudades, incluso Lima. Visto de cerca conmueve la triste realidad de seres humanos harapientos y sin tener que comer, a la espera de que algunas personas se apiaden de ellas.
Dónde estamos? Se ha perdido acaso el valor de la solidaridad, el amor al prójimo y se desacata incluso el mandato bíblico de dar de comer al hambriento y dar agua al sediento?. Parece que sí. Los seres humanos cada día somos más materialistas e individualistas. No nos importa mucho el dolor ajeno.
La iniciativa del alcalde de Lima, Jorge Muñoz, en plena pandemia, es ejemplar. Abrió la “Casa de Todos” en Acho, el coso taurino más famoso de Sudamérica, para cobijar a los ancianos en abandono que deambulaban o pernoctaban en las calles.
El proyecto hecho con la Beneficencia Pública de Lima, fue aplaudido por todos, claro menos por los aficionados a la tauromaquia y por toreros. Pero al final todos aplaudieron la iniciativa. A este proyecto le sumó otro, que ya fue inaugurado, el albergue temporal Casa de la Mujer, espacio para proteger, alimentar y dar atención integral a las mujeres víctimas de violencia y a sus hijos, durante la inmovilización social obligatoria.
La gestión del alcalde limeño hizo retroceder mi memoria, de cuando fui integrante del directorio de la Sociedad de Beneficencia Pública de Trujillo, en los años 90, en representación del Ministerio de Educación. Era presidente de la SBPT el abogado Luis Contreras Zavaleta.
En 1992 se concretó, mediante escritura pública, la donación de un bien inmueble otorgado por doña Rosa Delfín Margot Vda. de Ganoza, María Luisa Ganoza de Pinillos, Rosa Margarita Ganoza Delfín y Luis Felipe Ganoza Delfín a favor de la Beneficencia Pública de Trujillo.
La donación consistía en un terreno de casi 10 hectáreas en el ex fundo Santo Tomás, en Chicago Bajo, tras de la actual Ciudadela Deportiva Mochica-Chimú (ex complejo deportivo Chicago). La escritura dice que el terreno donado debe ser destinado a la construcción de un albergue para niños en abandono. Además, el documento señala que la mitad del terreno puede ser enajenada para que sirva de recursos a fin de construir el citado albergue. Esa era la voluntad de los donantes y la voluntad en estos casos es ley, que se respeta, de lo contrario el terreno revierte a los donantes.
Han transcurrido 27 años de la donación y ninguno de los directorios que siguieron al de Luis Contreras (1991-95), hizo realidad el proyecto, que ahora sería de mucha utilidad en bien de los niños en abandono moral, que son los que más sufren por el COVID-19.
Este extenso terreno donado por la familia Ganoza-Delfin, hace menos de 8 años habría sido alquilado o cedido en uso por largos años a un tercero, transgrediendo la voluntad de los donantes. Si fuera así, éste es un delito al que deben responder sus responsables.
Negligencia? Irresponsabilidad social?. A estos calificativos de debe sumar la indiferencia por el drama social de los niños, que el actual directorio de la SBPT debe subsanar, primero recuperando el terreno y luego concretando el anhelo y la voluntad de la familia Ganoza-Delfín.
Ojalá sea escuchado. Como ex miembro del directorio de la Beneficencia de Trujillo y periodista cumplo con poner en tapete este tema. Será una excelente obra social.