¡BALACERA EN EL ATRIO DE LA CATEDRAL! (2)
Escribe:
Sigifredo Orbegoso V.
No solo de Coronavirus muere el hombre, también de las luchas políticas y sociales. Y si no se conoce la Historia, se desconoce el presente. Por eso hemos accedido a rememorar estos episodios de los que fuimos testigos o protagonistas, entre otros ya publicados. Y que muchos quisieran ocultar
Nos quedamos en que yo dejé a De la Puente en el local con un grupo de compañeros. Ya en mi casa, saludé a mi madre y le dije que me iba a duchar y luego saldría a almorzar para salir, pues había mucho que hacer. Acostumbrada como estaba a estos ajetreos, tal como «La Madre» de GORKI, me contestó: «Entonces apúrate». No pasaría ni un cuarto de hora cuando escuché fuertes toque en la puerta. Mi madre me dijo es Samuel CABRERA, dirigente universitario. «Que pase», contesté. Él estaba bastante agitado y a bocajarro me dijo: «Doctor, acaba de ocurrir una balacera en la Plaza de Armas entre Lucho con los apristas y se sabe que hay muertos y heridos. Han suspendido el tránsito por el lugar». «¿Quiénes son los muertos?, pregunté. «No se sabe», respondió.
Automáticamente até cabos, y contesté: «Han sido los maleantes de la combi que los estaban esperando». Samuel, le dije: «Busca los dirigentes que estén libres y diles que se escondan, porque si los agarran en la calle los van a masacrar». «Luego ubica al Dr. Jaime RISCO que no está fichado, y que como abogado averigüe cuál es la situación y me informe. Por último a Enrique Amaya dile que venga, hay que redactar un Comunicado para los periódicos». «Yo no me moveré de aquí».
Así fue. Vino Amaya – que hacía de mi Secretario – y me informó lo que después corroboré con todos los compañeros. Cerca de la 1 pm, salieron del local LUCHO, Pita, Fernández Gasco, Pérez Malpica y un compañero alto ayacuchano que estaba de paso por la ciudad, con dirección a la Plaza de Armas. Ya en el Atrio de la Catedral intercambiaban opiniones para elegir dónde almorzar evitando encuentros desagradables.
En eso aparece por la calle Independencia, a toda velocidad, la combi con los matones que habían estado al acecho. Luego de una frenada brusca, rápidamente descendieron los atacantes (12) como siempre a órdenes de Cava. Este iba con Sarmiento Giorzo, a quien señalándole a Lucho le dice: «A este HP». Lucho retrocede y saca su Colt mientras Sarmiento se le abalanza como una fiera. Lucho desde la cintura dispara e impacta a su atacante cuando estaba casi en el aire. La bala penetra por la tráquea choca con la base del cráneo él rebota atravesando los pulmones, según la autopsia vista en el proceso. El atacante cae de espaldas convulsionando en el piso. El resto de matones traídos de los Barracones del Callao, premunidos de manoplas, pirulos, chairas alcanzan a los que pueden. Gonzalo Fernández es atacado por un mastodonte de 90 kg. Él saca su pistola, pero no consiguen dispar. Imperdonable. El matón le asesta un golpe con manopla que le rompe la nariz y lo tira al suelo, semiincosciente. Pita en el Atrio es golpeado brutalmente, por otro atacante; pero con una llave logra liberarse. Lucho se repliega para cubrirse entre los autos que entonces se estacionaban en la Plaza. Al ver que otro compañero es golpeado en el suelo, le dispara al matón traspasándole los glúteos y ve al fundillo lleno de sangre. Luego entra al Hotel de Turistas donde un Sargento de Policía que por casualidad pasaba a Buenos Aires en micro, le pide el arma y le dice que lo protegería de los asaltantes y lo lleva a la Comisaría de Ayacucho. Detiene al matón que golpeó a Gonzalo, que de los 12 atacantes fue el ÚNICO DETENIDO.
Llegó un diputado aprista y con la Policía se llevaron el cadáver de Sarmiento y DESAPARECIERON a sus heridos. Recién los agentes de la PIP salieron de su cubil que estaba a 30 metros. Los heridos nuestros fueron conducidos al Hospital de Belén, pero como «detenidos» con policías que no dejaban ser vistos ni por sus familiares. No teníamos abogados. Nadie quería meterse con el Apra y el Gobierno. Yo recién recibido tuve que asumir la defensa, con ayuda de los compañeros del Estudio, pero que también estaban comprometidos por participar en la reyerta. Hube de pedir a Chiclayo un para de compañeros de aspecto y altura respetables, para que me sirvieran de guardaespaldas, pues las hordas apristas recorrían las calles furiosas. Uno de ellos Quzquén, murió en Mesa Pelada con Lucho. La fiera estaba herida, pero había que dar la cara y continuar la lucha. Así fue. No fue fácil organizar la tortuosa defensa de De la Puente; pero, al final, lo sacamos libre. Vino el Golpe de Pérez Godoy, Prado fue deportado. La fiera no tenía garras. Una vez más DAVID VENCE A GOLIAT.