Escribe:
Francisco Diez Canseco Távara
El Perú importa el 90 por ciento del trigo y el 84 por ciento del petróleo y derivados que consume, en tanto que Rusia es el segundo exportador de petróleo del mundo y, conjuntamente con Ucrania, genera el 30 por ciento de la producción de trigo del orbe.
Según estimados de un importante banco holandés, el precio del trigo -que ya subió- puede dispararse en un 60 por ciento para junio de este año como consecuencia de la guerra de conquista iniciada en Ucrania por el déspota ruso Vladímir Putin y, de acuerdo a las previsiones del secretario general de la OPEC (Organización de Países Exportadores de Petróleo, por sus siglas en inglés) el precio del barril de crudo puede llegar a US$ 200.
A ello se suman otros productos como el maíz duro, del cual entre el 60 y el 77 por ciento del consumo se cubre con importación en nuestra patria, así como la soya, fertilizantes y otros en los cuales el peso de las producciones de Ucrania y Rusia son gravitantes en el mercado internacional.
El escenario es gravísimo: el precio promedio de los commodities -materias primas o productos básicos- ha subido 26 por ciento desde enero de este año -en solo dos meses- y se estima que la diminución del abastecimiento de trigo es la peor registrada desde la 1ra Guerra Mundial, hace más de cien años.
Y en toda esta convulsa coyuntura que va a golpear duramente a nuestro país y, especialmente a los más pobres, ¿dónde se encuentra Pedro Castillo? Delatando sobre sus humildes orígenes, defendiendo sus indefendibles y corruptos vínculos con Karelim y tinterillando para concurrir al Congreso, no por el proceso de vacancia sino para hacer una exposición de motu proprio sobre la nada en la que sigue navegando.
Si no lo hace Castillo -y no lo va a hacer-, el presidente del Consejo de Ministros, Aníbal Torres, debe ponerse en marcha coordinando con el sector privado para tomar medidas preventivas que ayuden a paliar esta crítica situación: esa es la esencia de la economía social de mercado cuando se producen situaciones de esta naturaleza.
De por medio está el pan nuestro de cada día en un país rico donde los pobres siguen siendo pobres y los mafiosos que han llegado al poder se siguen llenando los bolsillos.