Desde que inició el estado de emergencia, muchas preguntas se quedaron sin respuesta, como el destino que iban a tener decenas de personas en calidad de abandono que se encuentran en toda la región La Libertad.
Han pasado 33 días, y el tiempo comienza a vislumbrar la falta de coordinación y efectividad de nuestras autoridades que poco se están preocupando por atender a todas estas personas que padecen de enfermedades mentales, no tienen hogar o simplemente sobreviven gracias a la caridad de la gente.
Tal es el caso del señor Nicolás, un hombre que sufre de dependencia al alcohol y que el último lunes le diagnosticaron covid-19. Estuvo unos días aislado en el hospital Jerusalén, de donde escapó alegando que no le daban de comer.
Por su problema con el alcohol, sus familiares se han negado a recibirlo, pero además porque temen ser contagiados debido a que, sus inmuebles no están acondicionados para proteger al ciudadano.
Ayer, al promediar las 3:30 de la tarde, lo ubicaron en una calle del sector Santa Verónica. Había caminado un largo tramo, estaba sentado en una vereda donde los vecinos no demoraron en identificarlo y pedir a la policía que llegue al lugar. Fue así que la zona fue cercada, pero el problema no terminaba ahí.
Seis horas permaneció esperando
Desde las 3:30 hasta las 9:30, el paciente permaneció sentado en la vereda, a la intemperie y comiendo algunos panes que donaron los vecinos, pues la presencia de la policía no era suficiente para que puedan ponerlo a buen recaudo.
“La policía nos dice que ningún hospital quiere acogerlo, no saben a dónde llevarlo, no lo pueden subir a las patrullas porque puede infectar a los policías”, indicaba preocupada una de sus familiares.
Finalmente, luego de mucha espera, el paciente fue trasladado al hospital Regional. Hoy, los familiares contaron que en el nosocomio les advirtieron que no pueden tenerlo y ellos no tendrían a dónde llevarlo pues, el paciente tiene una vivienda en Alto Trujillo, donde los vecinos lo han amenazado de muerte.