LIMA/ El presidente del Consejo de Ministros, Héctor Valer Pinto, ha sido acusado por sus vecinos de agredir físicamente a su hija y a su fallecida esposa. Asimismo, el exministro del Interior, Carlos Basombrío, lo dijo en su cuenta de Twitter.
«Valer, el nuevo PCM le dio tal pateadura a su hija de 29 años que esta presentó denuncia en la comisaría. Inaceptable que pretenda gobernar», indicó Basombrío, quien adjuntó la denuncia policial.
RPP Noticias también conversó con los exvecinos del ahora primer ministro y aseguraron que en su domicilio siempre se escuchaban gritos y lisuras contra su hija y esposa.
De acuerdo a una exvecina del premier, quien pidió no publicar su identidad, Valer Pinto no pagaba a tiempo, tenía reacciones violentas y a su domicilio llegaban documentos judiciales por delitos contra el Estado, de falsedad genérica, e incluso de homicidio culposo.
«Es un mal recuerdo para los vecinos, para el serenazgo, que tiene denuncias. (Valer Pinto es) un tipo conflictivo, pegalón. Le pegó al de la cochera. Al serenazgo, dentro de su casa, le pegó porque dijo que no tenía que entrar. Siempre los pleitos eran continuos, era demasidado negativo, conflictivo y pegalón», expresó.
Los vecinos manifestaron que Valer Pinto residió en la zona de San Borja entre los años 2009-2019, y agregaron que enfrentó un proceso judicial por desalojo debido a que no pagaba las cuentas.
«Mi amiga me ha contado que el señor, actual premier, tiene un proceso judicial por desalojo, por no pagar, durante todo el tiempo que duró el juicio, que son dos años, no pagó alquileres. El monto asciende a más de 40 mil soles. Se fue sin pagar», contó la fuente.
Según esta vecina, Valer Pinto utilizaba dicho inmueble como oficina de su despacho de abogado y como una ONG, lo cual no estaba permitido en el contrato que había firmado con la propietaria. «El señor se aprovechaba porque era abogado y se las sabía todas», calificó la señora.
«Todos los vecinos estábamos de acuerdo en que el señor se fuera, porque de todo se quejaba, de las bocinas, de los autos. Entre 10 y 15 vecinos firmaron (un documento) para desalojarlo. A todo el barrio nos tenía en zozobra. Daba miedo», agregó.