ENFOQUE/ La información tóxica en los medios
Por Manuel Rodríguez R.
Periodista Colegiado
Hay un “virus” que corroe a la sociedad, muy en particular en el Perú. Los medios tradicionales y modernos (redes sociales) en los últimos años están siendo inundados de información tóxica, que en nada contribuye a la educación y la cultura, tampoco a fortalecer la democracia y por lo tanto atenta contra el desarrollo y el bienestar de la población.
Bien es sabido, y esto es elemental, que los medios de comunicación masiva tienen por finalidad informar, orientar y entretener. La labor de informar y orientar es tarea de periodistas o comunicadores sociales.
Se entiende entonces que los contenidos deben ser constructivos y orientados a lograr el bien común. ¿Y que es el bien común?, es el desarrollo y el bienestar al que tenemos derechos todas las personas, sin diferencia de raza, credo, edad y condición social.
A la vez, una de las funciones primordiales del periodismo, es fiscalizar a los poderes, denunciando, por ejemplo, la corrupción, utilizando el arma más poderosa de los periodistas: la verdad. Sólo la verdad os hará respetables a los hombres y mujeres de prensa.
Sin embargo, esta labor de fiscalización es confundida algunas o muchas veces por los periodistas, al actuar como fiscales y jueces, que sin tener las pruebas correspondientes sindican y condenan a los presuntos corruptos que es potestad del Poder Judicial. Los periodistas no somos fiscales ni jueces.
Los periodistas debemos separar la paja del trigo. Digo esto, porque hay políticos, sobre todo en época electoral, como la que ha comenzado, que proveen de información tóxica a los periodistas y medios, que es difundida sin previa validación, manchando la honra de las personas.
Esto sucede debido a que hay, al menos en nuestro país, un desorden en la información, que menoscaba incluso la gobernabilidad, a raíz de una nefasta ley conocida como Ley Torres y Torres Lara, dada durante el gobierno fujimorista, que es necesario que sea derogada por el Congreso.
Pero este problema también debe llamar la atención de los premios periodísticos, que entre sus fines está el de capacitar a sus miembros y fomentar la ética en el ejercicio de la labor periodística, que aunque parezca mentira la realizan en algunos casos aficionados. Los códigos de ética no sólo deben estar plasmados en el papel.
Hay que promover un periodismo cívico que ayude a construir la nueva sociedad que queremos, porque de lo contrario con la invasión de información tóxica que se difunde en los medios, no todos, estamos camino a que el periodismo siga por el despeñadero, a ser un simple oficio, y no la respetable profesión que siempre fue.
Los periodistas debemos demostrar que también podemos contribuir a construir la nueva patria, que nuestros niños y jóvenes merecen tener. Es bueno recordar que la verdad es el arma poderosa del periodismo.
Quiero concluir señalando lo que dice el columnista Alan Salinas en su artículo: “Democracia en tiempos de medios de comunicación”: La teoría política nos dice que en una sociedad democrática deben prevalecer el estado de derecho y la libertad de expresión para un buen desarrollo de la ciudadanía. ¿Pero qué pasa cuando eso no sucede? ¿Qué pasa cuando los medios de comunicación generan un estado de presión más que libertad de expresión, y estado de opinión más que estado de derecho?
La pregunta que me hago hoy para mi columna es válida y pertinente debido a que actualmente apreciamos —tanto en televisión, radio e Internet— cómo los presentadores de noticias, así como editorialistas y opinólogos de los diversos medios de comunicación, generan, en la mente de las personas, tendencias políticas y no libertad en el criterio de reflexión. Esos presentadores son ajenos a los intereses cotidianos de las clases medias y sectores populares”.
