
Escribe:
Manuel Rodríguez Romero
Periodista
A raíz del caso sobre el presunto plagio de la tesis del profesor Pedro Castillo, para graduarse de magíster en Psicología Educativa, se ha puesto en tela de juicio a la Universidad César Vallejo, que en 30 años es la universidad que más ha crecido, no solo en cifras sino en calidad, prueba de ello el éxito de muchos egresados en el país y extranjero.
Es extremadamente exagerado y fuera de marco, por ejemplo, que Christian Hudtwalkcker, en su programa “Sin medias tintas”, haya dicho que “sí tuviera una empresa, no contrataría a nadie de la UCV”, expresión que ha merecido el rechazo airado de los egresados vallejianos y también de la propia comunidad académica.
Este comunicador, que estaría ejerciendo ilegalmente el periodismo al no estar colegiado, al igual que otras “luminarias” que conducen espacios televisivos limeños y que cumplen órdenes del Consejo de Prensa Peruana (CPP), entidad que agrupa solo a los dueños de los medios, y de la CONFIEP.
En el Perú nos cuesta aceptar y celebrar el bien o el éxito ajeno. El logro de otros nos cae mal y hasta nos causa retorcijos en el hígado. Esta actitud es propia de mediocres. Por eso digo, no aprender a valorar el éxito de los demás, poco puedes valorar tu propio éxito. No hemos llegado a la madurez de aceptar que la felicidad ajena puede ser un ingrediente o una motivación para alcanzar la nuestra.
Me preguntaba por qué somos así?. Acaso esta actitud la hemos heredado de los españoles, que permanecieron más de tres siglos en estas tierras? Me afloró esta idea, al saber que en España son justos e hidalgos en reconocer que el mal, o el mayor defecto de los españoles, individual y colectivamente, es la envidia.
Los españoles con tanta seguridad y convencimiento afirman de este lastre nacional, que en las “Conversaciones” de Camilo José Cela, premio Nóbel de Literatura 1989, el destacado escritor y jurista Manuel García Pelayo señalaba que: “si la envidia se pudiera industrializar, España sería la primera potencia mundial”. (Revista “Intervieuw”, 1984).
El colega Enrique Paz señala que esta realidad bien sirve para encontrar respuesta al por qué los peruanos somos así; dignos herederos de los conquistadores y fieles conservadores de un linaje de virtudes y defectos, entre los que resalta, con nitidez, la tara de sufrir o herirse por el bienestar del otro.
Digo esto ante las opiniones de algunos comunicadores, que alquilan su pluma o su palabra a grupos de poder, torciendo de esta forma el real rol del periodismo. En vez de orientar, desorientan, y sencillamente no cumplen con el equilibro y la honestidad.
Esto es ridículo, que contrasta con lo dicho por personalidades del mundo, que han constatado in situ la calidad de la formación académica de los estudiantes de la Universidad César Vallejo. En tiempo de crisis económica fue la universidad que más creció, a tal punto que se convirtió en la primera universidad provinciana que llegó a Lima, luego de instalar sedes en algunas provincias.
El crecimiento de la UCV, gracias a la visión empresarial de su fundador César Acuña, habría despertado, hace algún tiempo, la envidia de un grupo de poder ligado a la educación. Ante esta escalada de injuria y ofensas han salido los egresados a cerrar filas, en defensa de su formación académica, con la frase UCV CORAZÓN.
Los Premio Nobel de la Paz, que llegan cada año al aniversario de la Universidad César Vallejo, invitados por su fundador, han constatado la calidad de la enseñanza. Tras dialogar con docentes y estudiantes, han elogiado la calidad de la formación profesional y sobre todo poner en marcha la educación inclusiva, dando acceso a los hijos de familias humildes, que también tienen derecho a la superación.
Como muestra un botón. Esta fue la expresión de una de las personalidades más ilustres que visitaron la UCV.
Leymah Roberta Gbowee, Premio Nobel de la Paz 2011, esto dijo de la Universidad César Vallejo: “En estos días que he pasado con ustedes, me he dado cuenta de la calidad educativa que se imparte a los estudiantes, y que practican la cultura de la educación inclusiva, porque se otorgan becas a las personas pobres, y a esta política yo llamó “educación para el desarrollo”, y lo digo de corazón, pues no soy de la personas que le gusta adular”.
Y agregó: “Voy a recomendar que la gente de nuestro país venga a hacer un tour de aprendizaje en Perú, lo que he visto es un sistema educativo responsable y que responde a las necesidades de los jóvenes peruanos. Esta universidad no es simplemente un lugar donde se hace dinero, sino que es un lugar que busca brindar una educación y desarrollo sostenible al país”.
En conclusión. A quién cree usted más a Christian Hudtwalkcker o Leymah Roberta Gbowee, Premio Nobel de la Paz?.