
Escribe:
Carlos Rodríguez Rodríguez
Mg en Gestión Pública y Docente en Derecho Administrativo
A lo largo de nuestra labor profesional en el sector público y por las noticias que proporcionan los medios periodísticos, hemos constatado que hay un mal endémico que frena el crecimiento y desarrollo social, es un mal de nunca acabar.
Por un lado, hay profesionales que en su afán de ocupar cargos públicos hasta coleccionan certificados y constancias, que en algunos o muchos casos son documentos falsos o dados de favor, actitud que riñe con la ética y la ley.
Es común, por las noticias de los medios, saber que hay profesionales que llegan incluso a cargos de confianza en las entidades públicas con documentos falsos, sorprendiendo o “tomando el pelo” a quién refrenda su nombramiento. Por ser de confianza se requiere profesionales idóneos y éticos a carta cabal.
Es lamentable que no existan filtros de rigor para evitar que inescrupulosos personajes sorprendan con estos documentos falsos, aunque hay también casos en que estas actitudes son apañadas por quienes tienen la responsabilidad de otorgar los cargos. Una falta de ética por ambas partes.
Una vez detectados estos casos condenables, la Contraloría recomienda las acciones civiles, penales o administrativas que correspondan, las mismas que deben ser dispuestas por el titular del pliego, pero éstos muchas veces no ejecutan las recomendaciones. Hay casos que son denunciados ante la Fiscalía, que investiga y denuncia, pero los procesos son largos.
Entonces, el trabajo de la Contraloría es vano, debido a que este organismo no tiene facultades sancionadoras, que sí lo tiene el Poder Judicial. Mientras que estos casos se ventilan judicialmente, por el largo tiempo del proceso, corren el riesgo de prescribir.
Pero no solo la ética es fundamental en el desempeño de la cosa pública, también es fundamental el compromiso. Pues de nada vale la ética si ésta no va acompañada del compromiso de trabajar por los demás, por aquellos que necesitan y tienen el derecho al bienestar.
Etica y compromiso son valores que tienen que ir juntos en el actuar de los profesionales de todo nivel, principalmente en aquellos que ocupan cargos de confianza. La confianza, por si acaso, no es ser amigo o allegado del titular del pliego, que les confió el cargo, confianza es trabajar con ética y compromiso social.
Los profesionales del sector público que actúan sin ética y sin compromiso, le están quitando la oportunidad laboral a otros profesionales, que sí reúnen estas condiciones fundamentales; y al quitarles la oportunidad le están negando al pueblo su derecho al bienestar.