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Escribe:
Manuel Rodríguez Romero
Periodista
No hay cuando el Perú salga de la aguda crisis política. Cada vez es peor por la retahíla de hechos que hacen percibir a un país, que, de cuidados intensivos, en cualquier momento, puede pasar a estado de coma. Errores presidenciales, ineficacia congresal, políticos al ataque, corrupción, crisis económica y de remate crisis sanitaria. Un caos.
Echemos una ojeada a los titulares de las primeras páginas de hoy de los diarios de circulación nacional: “Héctor Valer fue acusado de golpear a su esposa e hija” (El Comercio), “Valer no convence a la oposición y voto de confianza en riesgo” (Gestión), “Fuera, Valer” (La República), “Tiene que renunciar” (Perú 21).
Asimismo, “El Premier de las bofetadas, puñetes y patadas” (Correo), “El pueblo no merece” (Expreso), “Fuera Valer” (Exitosa), “Un agresor de mujeres en la PCM” (UNO), “Primer ministro pateó a esposas y a su hija” (Trome), “Premier masacró a hija y esposa” (La Razón). Sólo El Peruano, por obvias razones, tituló diferente.
Es decir, hubo consenso en los medios para expresar su total desacuerdo con la decisión del Presidente Pedro Castillo, de designar a Héctor Valer en la Presidencia del Consejo de Ministros, lo que constituye otro craso error y una causal para radicalizar las críticas en su contra y de hecho sumergir al gobierno en una nueva turbulencia.
Los peruanos llevamos ya mucho tiempo entre los vaivenes de la política, de enfrentamientos entre los desprestigiados poderes Ejecutivo y Legislativo, situación a la que se añade la corrupción, sin control, a todo nivel, y para remate una crisis sanitaria. Todos los males juntos. Atroz.
La crisis política se vino anidando desde hace mucho tiempo y que en vez de abordarlo y controlarlo se ha ido desbordando, hasta llegar a hoy, en que estamos en un callejón sin salida y sin un túnel por donde mirar la luz, que pone en peligro la endeble democracia.
La crisis política debió y debe ser resuelta por la clase política, aunque hoy es muy compleja y difícil. Para que haya una democracia sólida de todas maneras deben existir partidos también sólidos que funcionen en base a una ley marco que promueva roles orientados a lograr una democracia, no como una utopía sino una realidad, cuyo objetivo debe ser alcanzar la justicia social.
Porqué estamos así ? Sencillamente porque la política se ha convertido en “politiquería”, los “politiqueros” han hecho de la política un mercado, un escenario no para servir, que es la esencia de la política, sino para lucrar, para defender intereses personales o de grupos ansiosos de poder, salvo honrosas excepciones, y que las hay y que se ven impedidas de nadar a contra corriente.
Los partidos políticos son fundados, casi generalmente, sólo para participar cada vez que hay elecciones, se activan para designar candidatos y para las campañas electorales, son como los ejércitos que se preparan solo para la guerra. No, el rol de los partidos políticos, si pensamos en el crecimiento y desarrollo del país, debe ir más allá.
Los partidos deben convertirse en verdaderas escuelas de política, donde sus militantes se formen, se capaciten, en temas inherentes al quehacer político, empezando por conocer que es la democracia en el concepto exacto de la palabra, qué significa y para que sirve, también en gestión pública, gobernabilidad, políticas públicas, ética en la función pública, etc.
Para qué capacitar a militantes?. Para que los partidos sean canteras de nuevos líderes, que en base a sus méritos sean designados o elegidos candidatos. No puede ser que el único requisito para ser candidato en el Perú sea el DNI. Lo que quiere el pueblo es que sus autoridades tengan capacidad y eso se consigue con formación.
En octubre de este año serán las elecciones municipales y regionales. Los peruanos debemos elegir bien y elegir bien es votar por los candidatos que demuestren capacidad y experiencia; y que los candidatos que se no se sientan capaces renuncien a su postulación, por respeto a sus pueblos que merecen un mejor futuro.