AUN LA HUMANIDAD SIGUE SIENDO VULNERABLE Y SU CONCIENCIA SOCIAL DÉBIL.
Escribe:
Sigifredo Orbegoso.
Cuando nos jactamos de los grandes adelantos de la Ciencia y de la Tecnología, viene un virus con «Corona» que nos hace ver que nuestra especie no es tan poderosa como se creemos. Con todo su poderío bélico nuclear de sus Potencias, capaz de partir en dos al mundo – en el que invierte billones de dólares – no puede contener el avance de ese bichito que comienza a pasearse por el mundo obligando a cerrar fronteras y aeropuertos. Hay ciudades que lucen desiertas como cuando en tiempos de guerra eran ocupadas.
En tiempos de la «Peste Negra» este virus habría arrasado, pero en forma geográficamente limitada. Hoy día, debido a la masiva intercomunicación entre países una epidemia puede alcanzar una escala mundial fácilmente que antes hubieses sido imposible. He aquí uno de los grandes peligros de la modernidad. Por contrapartida contamos ahora con medios que antes no habían para controlar o combatir estas enfermedades contagiosas por excelencia. Y he aquí un problema que vemos no se comprende enteramente, sobre todo cuando se toman medidas de aislamiento o «cuarentena». Veamos.
Si usted tiene un cáncer, una cirrosis, o asma y no se le da la gana ir al médico o a un hospital, finalmente es su problema. Pero si usted tiene una enfermedad contagiosa y de carácter virulenta, es decir sumamente fácil de propagar aún sin contacto, entonces usted está siendo responsable por el daño mortal que, incluso, cause a sus semejantes. Este es el fundamento por el que el ESTADO está obligado a tomar MEDIDAS aun coercitivas para cautelar la SALUD PÚBLICA a la que está obligado por MANDATO CONSTITUCIONAL.
Contrariamente a lo que algunos piensan el «Régimen de Excepción», esto es el «Estado de EMERGENCIA» no solamente se refiere a la «perturbación de la paz o del orden interno», sino también a «catástrofe o de graves circunstancias que afecten la vida de la Nación» «En esta eventualidad, puede restringirse o suspenderse el ejercicio de los derechos constitucionales relativos a la libertad y seguridad personales….la libertad de reunión y tránsito».etc. En este caso el fundamento es la SALUD PÚBLICA, y el interés GENERAL frente al individual.
Po eso nos parece contraproduscente, las presuntas argumentaciones de algunos ciudadanos, que no alcanzan a comprender la magnitud del drama que están viviendo unos países más que otros. Y es más desesperanzador la diferencia que hay en la CONCIENCIA SOCIAL Y LA SOLIDARIDAD consecuente de un país a otro. Habría que imaginarse si esta epidemia no hubiese comenzado en China, un país con grandes recursos, con una Organización Social y disciplina envidiables, que le ha permitido construir hasta nuevos hospitales en días, y aplicar medidas severas en el acto; y, repetimos, la epidemia hubiese surgido en alguno de nuestros países SUBDESARROLLADOS, como el nuestro. La catástrofe habría tenido incalculables proporciones.
Pero como hace ver el célebre CAMUS es en estas circunstancias que el ser humano se revela en toda su grandeza y despreciable pequeñez moral. La tragedia conmueve a unos y los empuja a la solidaridad; a otros, los lleva a meterse a su Palacio como fue la cueva para los primitivos. Y no faltan quienes ven las tragedias algún motivo para mofarse como si tratar de una comedia bufa. Evidentemente los avances para destruirse los unos a los otros de nuestra Civilización, no va de la mano con el desarrollo para conseguir ese «Mundo Feliz» con el que ideó HUXLEY.
Pero aún es prematuro aventurarse a predecir las consecuencias ECONÓMICAS de esta epidemia que ha paralizado Transportes, Turismo, Comercio y muchas actividades afines, con la secuela de desempleo y aún quiebras.
Será la otra batalla a librar. Ojalá todo esto sirva para que la gente recapacite con mayor seriedad.
